En 1962, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, emite la resolución N° 1.803 en que expresa el derecho soberano de todas las naciones, de nacionalizar sus riquezas naturales y básicas, indemnizando a las empresas bajo riesgo de expropiación. Con esta resolución, más la presión política interna en Chile, así como las enormes ganancias que estaban teniendo las compañías mineras a expensas de todos los chilenos, los días del capital extranjero en la Gran Minería del Cobre estarían contados. Con la propuesta de la Braden Copper al gobierno chileno de asociarse para crear una empresa mixta capaz de llevar adelante el proyecto de expansión, no hacían más que adelantarse a los acontecimientos que se veían venir.
El proceso de Chilenización del cobre y la creación de la Sociedad Minera El Teniente, consistía básicamente, en que la Braden Copper Company, ofrece al Gobierno del Eduardo Frei Montalva (1964-1970), la constitución de una sociedad anónima, en donde el gobierno de Chile compraría a la Braden Copper el 51% de las acciones, este último además se reserva la comercialización del mineral. La idea era que, con esta venta, más un préstamo que la Braden Copper haría al gobierno y así como préstamos de la Banca Internacional más un pequeño aporte propio de la Braden, permitiera financiar el Gran Plan de Expansión del Mineral El Teniente, y así alcanzar una meta de producción de 280.000 toneladas de cobre fino al año, el “Plan 280”. Lo que finalmente ocurrió y se superó con creces.
De todos los procesos implicados en este plan de expansión uno de los más relevantes fue la “Operación Valle”. Esta operación consistía en dar solución al problema habitacional y de sociabilidad de los trabajadores. En otras palabras, el traspaso al Estado chileno de todo lo concerniente al espacio público y los servicios sociales de los trabajadores. De este modo, se eliminaría el alto costo de mantención de los campamentos en altura y toda la red de campamentos en el Alto Cachapoal, en donde se realizaron planes habitacionales junto al Gobierno, produciendo una notable expansión urbana de la cuidad de Rancagua. Del mismo modo se hacía necesarias la demolición de muchas construcciones para hacer espacio a las nuevas instalaciones de la nueva fundición, planta de ácido, molino, concentrador e instalaciones complementarias y de servicios. Entre sus obras más destacadas se encuentra la carretera del Cobre que redujo los tiempos de viaje y traslado de materiales, iniciando el fin del Ferrocarril entre Rancagua – Sewell, que funcionaba desde 1910.