Durante el proceso de declaratoria como Zona Típica de la Población Errázuriz de Coya, liderado por la Municipalidad de Machalí, el Consejo de Monumentos Nacionales, acertadamente tomó razón de la importancia del conjunto patrimonial que se configuraba en Coya, apoyando de forma unánime la declaratoria y sugiriendo “trabajar una segunda etapa que abarque la localidad integralmente, incluyendo la Población Americana, las instalaciones industriales y parte de los hitos geográficos que configuran al conjunto en su totalidad”.
A partir de esta inquietud, una organización local formada por profesionales de las ciencias sociales, consigue el apoyo del Departamento de Relaciones Comunitarias de la División El Teniente, para financiar la elaboración del expediente técnico necesario para solicitar al CMN, la incorporación de la Población Central Coya a la Zona Típica ya existente.
El historiador del equipo, atendiendo informaciones acerca de “un montón de papeles”, que se encontrarían acopiados en una bodega y que podrían servir para dicho expediente, al revisarlos, se encuentra con tan importante material histórico. El conjunto más importante se encontró en una bodega abandonada del edificio Nº2, junto al ex almacén de Coya. Un segundo hallazgo fue luego en la ex lavandería del edificio Nº 181, junto a la antigua sede del sindicato Industrial Coya-Pangal. En este lugar, el deterioro de los materiales era tal, ya fuera por inundación, la permanencia en la humedad, el saqueo, los roedores, que el archivo del Departamento de Bienestar se perdió casi por completo, pudiendo rescatar solamente unos cuantos documentos.
Las condiciones de los depósitos en que se encontraba el material, incluso hacía peligrar la salud de los miembros del equipo, al exponerlos a orines de roedores, arañas, hongos y otros. No obstante, la opinión de conservar y rescatar todo el material, propuesta por el historiador Leonardo Fernández, prevaleció. Se gestionó con la gerencia, la entrega de un inmueble en comodato para, “acopio de materiales del historiador”, y así fueron recibidas la casa Nª 53 A y B, donde se acopio el material archivístico, y se estableció una base de operaciones y vivienda provisoria del historiador en terreno.
Una vez terminado y entregado el expediente técnico para solicitar al Consejo de Monumento Nacionales, la declaratoria de la Población Central Coya como Monumento Nacional, el convenio de trabajo entre la ONG En Cumbres y la División El Teniente, expiró.
Correspondía entonces devolver las oficinas que ocupaba la ONG, así como las casas donde se estaba custodiando el Archivo. Se buscó entablar una alianza con la Gerencia de Sustentabilidad, para continuar con el trabajo de archivo, sin embargo, la solicitud de la gerencia comenzó a ser imperiosa, había que abandonar la casa y el archivo. Según se señalaba, los documentos serían trasladados a una bodega de Rancagua.
Nuestro interés por el archivo, se fundaba en su originalidad, en su magnitud e importancia histórica y académica, que queda graficado en la opinión de Dan Hazen, Encargado del desarrollo de nuevas colecciones de la Universidad de Harvard, en marzo de 2014, cuando le comentamos acerca de este hallazgo.
“Me parece fascinante y de la mayor importancia esta documentación en todos sus aspectos: económicos, políticos, sociales, de globalismo y capitalismo y relaciones hemisféricos, etc etc etc. Me parece muy probable un interés fuerte y directo de parte de mis colegas en la Universidad:”